El cortijo de la Mollina, abandonado
En la ladera sur de Sierra Llana de Cártama, pero ya en el término municipal de Alhaurín de la Torre, a un centenar de metros de la barriada de Torrealquería, se alzan los restos del Cortijo de la Mollina, lugar donde fue detenido el General Torrijos en 1831, cuando se alzaba contra el régimen absolutista de Fernando VII.
Este espacio estaba destinado a convertirse en un área de ocio y paseo alrededor de un Centro de Interpretación Histórico, que estaría ubicado en el cortijo reconstruido. Así, el Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre acondicionó este espacio hace una decena de años, colocó bancos y papeleras, construyó una serie de senderos y plantó varios árboles, creando así un parque alrededor de las ruinas, que fueron protegidas. Pero actualmente éste se encuentra en muy mal estado, sólo hace falta ver la maleza presente por todas partes. Y las ruinas, aunque fuentes del Consistorio aseguran que están protegidas con vallas, son de fácil acceso, tanto es así que esta redacción pudo entrar al interior de la torre musulmana y otros restos del edificio sin ningún tipo de problema.
De la misma forma, el proyecto de reconstrucción del Cortijo de la Mollina para la creación de una instalación museística también se encuentra paralizado y sin fecha prevista para retomarse, ya que según el Consistorio, ahora tienen otras prioridades presupuestarias, como un nuevo teatro o una biblioteca.
En cuanto al estado de dejadez, fuentes del Consistorio torrealhaurino se escudan en que los vecinos de Torrealquería no suelen ir allí, sino a un parque del centro de la población, pero aseguran que normalmente lo limpian una vez al año, coincidiendo con las jornadas de homenaje al General Torrijos, en diciembre.
Por su parte, la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831 se lamenta de la situación de las ruinas. "Al Ayuntamiento lo del cortijo le da igual. El alcalde [Joaquín Villanova] no se interesa por la cultura. Hace el papel de Fernando VII", se lamentó Pepe Cano, vicepresidente de la asociación. Además, afirmaron que cuando se ajardinó la zona también desapareció una gran parte de las ruinas, y que "lo que queda está deteriorándose, ya que puede entrar todo el mundo", es más, aseguran que en el interior de la torre musulmana hay gente que se dedica a excavar, con el consiguiente peligro de derrumbe que supone, tanto para el interés histórico como para los individuos que puedan estar en el lugar en ese momento. Por otro lado, aseguran que no sólo entran personas, sino que muchas veces sirve de recinto para que animales como cabras, mulos o caballos pasten allí.
"Lo que ocurrió aquí en 1831 es un hecho histórico, un acontecimiento que pudo cambiar la Historia, el último intento para derribar el gobierno despótico de Fernando VII", resalta Esteban Alcaide, secretario de la asociación, para recordar la necesidad de que se conserven los restos que están en pie y pueda rehabilitarse el conjunto en un futuro.
El cortijo se construyó alrededor de los siglos XVI y XVII sobre una antigua alquería musulmana de la que se conservó la torre (todavía resiste en pie su base como se puede ver en esta imagen lateral), y se mantuvo reconocible exteriormente hasta principios de los años 70 del pasado siglo, cuando hubiera sido totalmente derribado si los vecinos de Torrealquería no lo hubiesen impedido. "De hecho, en lo que queda de la torre todavía se puede ver la dentellada de las excavadoras" (foto lateral), aseguró Cano.
Además, recordaron desde la asociación que la mayoría de árboles que se sembraron cuando se ajardinó se secaron por falta de riego, por lo que el abandono por parte del Consistorio estos años ha sido "casi total".
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