La Arqueología en el Núcleo Histórico de Cártama
2.800 años de historia por Francisco Melero García. Arqueólogo. El casco urbano histórico de Cártama, situado al pie del castillo medieval, esconde en su subsuelo una riqueza arqueológica que está comenzando a descubrirse, si bien el inicio de las excavaciones arqueológicas hay que remontarlas a hace más de 250 años, cuando a mediados del siglo XVIII se realizaron en la plaza del Pilar Alto las primeras de la provincia de Málaga.
Los sondeos arqueológicos que se vienen realizando desde el año 2005 en la plaza de la Constitución de esta localidad del valle del Guadalhorce han puesto al descubierto los restos de lo que se puede definir como un conjunto de “ciudades superpuestas”, es decir, la sucesión, una sobre otra, de diferentes plantas de poblados y ciudades que se fueron superponiendo desde el siglo VIII a. C. hasta lo que es el casco urbano actual. En este devenir histórico, durante la Antigüedad (desde sus inicios hasta el siglo II), este núcleo urbano fue más igual, de lo que es hoy, a su vecina Malaca, hoy Málaga capital.
Los restos arqueológicos más antiguos nos indican la presencia de un poblado del periodo que definimos como el Bronce Final (siglo VIII a. C.), que se levantó para controlar el paso existente entre la bahía de Málaga, controlada por las colonias fenicias, y el valle del Guadalhorce, asiento de las comunidades indígenas asentadas. De este poblado, en el solar que se viene excavando de la plaza de la Constitución, encontramos restos de cabañas con muros de adobe y que tuvieron cubiertas de materiales vegetales.
A partir del siglo VI a. C., sobre los restos de éste abandonando poblado, se levantó una ciudad íbera donde sus pobladores adquirieron de los fenicios numerosas novedades como la construcción de viviendas de muros más sólidos de piedra y plantas más complejas de habitaciones rectangulares, o el uso de cerámica elaborada a torno, ya que antes se realizaba a mano. A partir de entonces, si no desde antes, esta ciudad se llamó Cartima. Al final de este periodo íbero prerromano, entre los siglos IV y III a. C., se levantó en la plaza de la Constitución un potente muro, que por sus características constructivas podemos considerarlo de estilo helenístico, ya que sigue los patrones de los levantados en las grandes ciudades del Mediterráneo en estos siglos: grandes sillares perfectamente escuadrados que, en el caso de Cártama, al apoyarse sobre contrafuertes, lo hacen hoy en día único en la Península Ibérica, careciendo de estos elementos ciudades hispanas de origen fenicio como Cartago Nova (Cartagena, Murcia), Carteia (provincia de Cádiz), o la propia de Malaca (actual Málaga). Estos muros solían ser las murallas que rodeaban las ciudades, si bien el de Cártama, al encontrarse en el centro urbano, probablemente definió la acrópolis, o espacio de la ciudad donde se ubicaban los edificios públicos de carácter religioso y civil, tal y como habría de suceder en el mismo lugar a partir de época romana.
Efectivamente, a partir del siglo II a. C., con la ocupación romana, en el entorno de la plaza de la Constitución y su vecina del Pilar Alto se alzó el foro, plaza central de la que las excavaciones del siglo XVIII documentaron el templo de “matronas sedentes”. Las excavaciones recientes han puesto al descubierto un edificio de 30 m de longitud por 9 de ancho que se ha conocido como el edificio absidal, ya que el extremo de su cabecera se encuentra en ábside (semicircular). Además esta cabecera es una tribuna a la que se accedía por una escalera. El pavimento de esta construcción es sensacional, ya que consta de una solería de mármol bien conservada en la actualidad después de más de casi 2.000 años de antigüedad. Las amplias dimensiones plantean que pudiera tratarse de la basílica, lugar donde se impartía justicia y sede para las transacciones comerciales.
A partir del siglo III este foro se encontraba en ruinas, y sus materiales fueron reaprovechados por los bizantinos que nuevamente reedificaron en el solar a mediados del siglo VI, de lo que se tiene buenas muestras en él.
En la Edad Media, entre el siglo VIII y el XV, se produce una nueva reordenación de los espacios habitables. En la cúspide del cerro se construye el castillo o residencia del cadí, en tanto que por debajo se sitúa una pequeña medina que al menos a partir del siglo XII desborda las murallas alzándose un arrabal. En el solar de la plaza de la Constitución se emplazará un vertedero mediante la excavación de pozos a los que se vierten los deshechos. Además, en el año que ha pasado de 2013, el Taller de Empleo Puente de Hierro ha descubierto la necrópolis o cementerio al este de lo que fue aquél arrabal.
Con la conquista por los reyes católicos en 1485 se inicia el desarrollo del casco urbano actual en el entorno de la iglesia parroquial de San Pedro, cuya configuración se mantiene hoy.
La excepcionalidad de este conjunto de vestigios arqueológicos se encuentra en que es el único solar del país donde se puede exponer toda una evolución de construcciones desde el siglo VIII a. C. hasta la continuidad, manifestación de todas las Culturas que son seña de identidad del patrimonio del valle del Guadalhorce. Conocer de tal importancia, el ayuntamiento cartameño lleva apostando desde el año 2005 por la recuperación del conjunto arqueológico. Para ello ha venido adquiriendo a propiedad municipal todos los solares posibles que los circunda, para en un futuro próximo crear un parque arqueológico que constituirá un revulsivo en la puesta en valor del valle del Guadalhorce, vía de creación de empleo muy escasamente tenida en cuenta en nuestra comarca.
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