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miércoles, 26 de diciembre de 2012

TRES MESES DESPUÉS DE LA VISITA DE LA REINA Y DE LAS FOTOS OFICIALES, ESTO ES LO QUE HAY.-

TRES MESES DESPUÉS DE LAS FOTOS OFICIALES, VISITA DE LA REINA INCLUIDA, ESTO ES LO QUE HAY.

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FUENTE. OPINIÓN DE MÁLAGA.-

R. CAÑADA / M. ROSALES Estos días se cumplen tres meses de las lluvias torrenciales que azotaron gran parte de la provincia. El agua hizo acto de presencia el 28 de septiembre, y hasta la fecha, los responsables municipales de la comarca de Antequera y del Guadalhorce, dos de las zonas más afectadas, reconocen que no han recibido ni un euro para ayudar a los cientos de afectados, que en muchas ocasiones lo perdieron todo.

Personas que vieron cómo en minutos la fuerza del agua se llevó por delante sus casas, coches y hasta el negocio de toda una vida. Municipios como Villanueva del Rosario movilizaron a todo un pueblo para recuperar poco a poco la normalidad, mientras evaluaban los daños, que estiman en 3,7 millones de euros. Como señala su alcalde, Jose Antonio González, hasta la fecha, salvo la limpieza de cauces y caminos, para las familias no ha llegado nada y es el Ayuntamiento el que ha ido apoyando a los afectados. Ahora destina para ellos 20.000 euros directos.

En una situación similar, salvando las distancias, se encuentran los ayuntamientos de los municipios de Álora, Pizarra y Cártama, en el Valle del Guadalhorce, que han tenido que «sacar de donde no hay» para poder arreglar infraestructuras.

De esta forma, Pizarra gastó casi 1,5 millones de euros; Álora, en torno al millón de euros, y Cártama, unos 500.000. Ocurre igual en municipios vecinos como Villanueva del Trabuco, Archidona o Mollina, entre otros, donde siguen esperando también alguna partida directa a afectados.
Precisamente, la limpieza de cauces es una de las reivindicaciones que hace la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja-Málaga), cuyas pérdidas han cifrado en 20 millones de euros. El presidente, Carlos Blázquez, asegura que no ha llegado aún ninguna ayuda directa y siguen buscando e intentando cerrar propuestas que alivien la carga impositiva del agricultor de cara al próximo año. Los afectados coinciden en que son los propios vecinos, los familiares, los amigos y autoridades municipales los que hacen posible que tres meses después sigan luchando para borrar las huellas de una tragedia que permanecerá siempre en su memoria.


Sonia Ramos (Álora) | Copropietaria de la empresa Hermanos Ramos álora. Han perdido más de 200.00 euros

La jornada del 28 de septiembre comenzó como cualquier otra para los hermanos Ramos, propietarios de la empresa Hermanos Ramos Álora, que distribuye todo tipo de piensos, abonos, fertilizantes, materiales para las labores del campo, y hasta cuentan con un pequeño espacio de frutería y otro de ferretería.

A los pocos minutos de llegar al negocio, situado en la barriada de La Estación en Álora, el agua arrancó el muro trasero y entró como un «tsunami».

Durante una semana estuvieron de limpieza, sobre todo sacando barro, aunque «intentamos seguir con el negocio, y si alguien venía y teníamos el producto, se lo vendíamos. No podíamos permitirnos parar», cuenta Sonia, junto a su hermano Juan Jesús.

Ahora, a la espera de las ayudas solicitadas al Gobierno, y de los seguros, su balance llega a los 200.000 euros en pérdidas. Además de los más de 25.000 kilos de piensos, y 50.000 de abonos, también han perdido 50.000 kilos de leña recién comprada, numerosa maquinaria y unos cinco ordenadores.

Igualmente, durante estos casi tres meses han tenido roto su camión de reparto y recogida de material, y han tenido que alquilar algunas de las máquinas necesarias en su día a día como el torito.

Aún así, sacaron como punto positivo «la solidaridad de sus vecinos». «Agradecemos a todos aquellos que nos ayudaron a limpiar desinteresadamente», concluye Sonia.


José Luis Rojas (Pizarra) | Ha perdido más de 660.000 euros en destrozos y producción de limones

José Luis Rojas tiene en La Vega, en Pizarra, una parcela de terreno con una nave para poder almacenar los limones recogidos en la cosecha y guardar la maquinaria para limpiar este cítrico. Todo perdido. Además, allí guardaba numerosa maquinaria, andamios, herramientas de su etapa de empresario de la construcción, e igualmente, todo lo ha perdido.

En total, las pérdidas de material ascienden, según el peritaje, a los 360.000 euros, ya que el agua arrasó unos pequeños almacenes que tenía en la finca. Todo ello, sino contar los cuatro vehículos: dos todoterreno, un camión y un mercedes, que también guardaba en la finca; y la reparación del tractor y el torito, entre otra maquinaria.

Pero, no queda ahí la cosa, porque la fuerza del agua también se ha llevado por delante su actual sustento: la producción de limones. José Luis fue empresario de la construcción, pero ahora, tras la caída del sector, comenzó a dedicarse a la agricultura, y «este año está todo perdido, este fruto dañado no lo quiere nadie», explica.

En números, podría haber dejado de ingresar unos 300.000 euros por la venta de sus limones, ya que otros años, tal y como señaló, han dado una producción de entre 90.000 y 100.000 kilos, además de los jornales que podría haber dado «a personas tan necesitadas de trabajo».

Con todo, los más de 600.000 euros le quitan el sueño, pero «la verdad, cada vez que llego a la finca, se me parte el alma, no solo al ver como está todo, sino porque también me acuerdo mucho de José», cuenta José Luis, quien ha tenido que recibir incluso tratamiento psicológico.

Y es que, en la finca de José Luis vivía José, el hombre que fue arrastrado por la fuerza del agua, y que estuvo desaparecido durante 12 días, hasta que unos marineros encontraron su cuerpo en las costas de Fuengirola.

Con toda esta situación, José Luis asegura estar «desesperado», ya que «todas las promesas de ayuda han caído en saco roto, nadie nos informa de nada», señala, mientras cuenta cómo ha gastado todos sus ahorros en adecentar «lo que he podido» la zona, y «además me han tenido que prestar, y esta situación es insostenible».


Pedro Pérez (Álora) | Este agricultor ha perdido una cosecha de 23.000 euros

El río Guadalhorce con su crecida arrasó todo lo que encontró a su paso. Los agricultores de la zona han perdido prácticamente toda su cosecha para este año. En esta situación se encuentra Pedro Pérez, que este año no podrá recoger los limones de su finca.

Su terreno de cítricos se encuentra justo a la orilla del río, en la zona entre las barriadas de El Puente y La Estación, en Álora, y allí no queda «un árbol bien». Todos y cada uno tienen barro y broza en su copa, difícil de limpiar y que en muchos casos han dejado el limonero «muerto».

De hecho, Pedro, en su terreno de casi 23.000 metros cuadrados, apenas cuenta en este momento con unos 350 árboles, ya que de los casi 900 que tenía ha tenido que arrancar más de 500 porque «eran inservibles, estaban muertos», especifica, mientas señala que la falta de producción de este año conlleva unos daños de 23.000 euros, además de la pérdida de empleo «para tantas personas que lo necesitan en este momento», ya que todos los años suele contratar a unas 15 o 20 personas, que realizan en torno a un centenar de jornales.

«Alguna solución nos tienen que dar, esto no es culpa nuestra, y no sabemos de quién, pero nunca en mi vida he visto algo así, la suciedad del río ha influido mucho», afirma Pedro, y señala que «nadie ha contactado con nosotros para informarnos o para peguntar cuál es la situación», precisó.

Con todo, Pedro cuenta con una pequeña casita de aperos en su finca, «el barro alcanzó el tejado, y la broza y el barro no dejaban ver las paredes», allí contaba con herramientas, «todas perdidas», y además, «las chapas del tejado salieron volando, y las hemos tenido que instalar nuevas».


José Villodres (Archidona) | Perdió su casa, se ha quedado en paro y él, su hijo y su mujer están viviendo con su madre

José Luis Villodres, un vecino de Archidona, perdió el día de la riada su casa y un pequeño taller que tenía. Cuando el agua comenzó a subir estaba en la casa junto a su mujer y su hijo de 13 meses. Ahora, están viviendo con su madre y saben que este 2012 no lo terminarán en su casa. José Luis afirma que hasta la fecha no han recibido ningún tipo de ayuda pública, salvo lo poco que le cubría el seguro.

Mientras, y después de quedarse en el paro, él, su mujer y amigos siguen limpiando y arreglando poco a poco lo que quedó ese día. «Vamos todos los días a limpiar el rato que podemos cada uno y después los fines de semana los amigos van y nos ayudan pero como no tenemos trabajo no podemos comprar mucho material para la obras, así que hasta 2013 seguro que no podremos volver», señala. José Luis, al igual que el resto de los afectados, ha entregado un informe con la lista de daños en el Ayuntamiento de la localidad pero hasta la fecha no le han dado respuesta.

José Luis lo tiene muy claro cuando le preguntan y afirma que si no es por la ayuda de su familia y amigos no sabe lo que hubieran hecho para seguir viviendo.


Manuel Díaz (Mollina) Este ganadero perdió maquinaria, 1.500 cabras y la planta baja de su vivienda está destrozada

Manuel Díaz calcula que perdió más de medio millón de euros el día que el agua se llevó su negocio ganadero, que había levantado durante los últimos 20 años.

Los días después a la tragedia representantes políticos de varios partidos y con relevancia a nivel autonómico y nacional fueron a conocer el estado en el que se encontraba la zona. Manuel recuerda cómo hablaron de dar a los que todo lo perdieron ayudas económicas, y mencionaron la elaboración de informes de daños. De lo primero, apunta, no sabe nada, y en cuanto a lo segundo, el informe está pero «comunicación de que vayamos a recibir algo no hay».

El 28 de septiembre Manuel estaba en su casa, situada junto a la explotación ganadera, con sus padres y sus tres hijos cuando vieron cómo en minutos el agua superaba el metro de altura y, con una fuerza descomunal, se llevaba todo por delante. «No pudimos salvar ni maquinaria ni ninguna de las 1.500 cabras que teníamos, tuvieron que sacarnos en lancha de la parte alta de la vivienda», recuerda.

En la planta baja, donde vivían sus padres, siguen a día de hoy secando las pocas cosas que quedan y se han ido a vivir Antequera. Ahora, después de estos meses sin negocio ni trabajo, ha encontrado un empleo en la campaña de la aceituna y con los ahorros de su padre y la ayuda familiar ha comprado 200 cabras que comenzarán a dar algún beneficio en unos 15 meses. Su padre, Manuel, de más de 70 años le ayuda a empezar de cero.

El barro está por toda la parcela, pero ellos siguen trabajando y luchando para borrar las huellas de la tragedia que, como apunta el padre, Manuel Díaz, aunque se limpie, estarán siempre en su memoria y en la de su familia.


Juan Jiménez (Mollina) | Este agricultor ha perdido más de 60 hectáreas que siguen anegadas y sin poder ser cultivadas

Juan Antonio Jiménez es un agricultor que desde la riada del pasado mes de septiembre observa sus campos anegados sin que pueda sembrar ni arreglar la tierra. Desde entonces la única solución a su situación es esperar, y, mientras, limpiar las sangraderas para evitar otra catástrofe. Sus cultivos están en Mollina, en la zona del canal Emisario, que se desbordó por completo, creando una gran laguna donde antes había cultivo. «Ahora, tres meses después, la tierra sigue sin poder absorber tanta agua y atrás ha quedado la producción de cereal más importante del año», detalla.

Hasta el momento Juan Antonio, socio de Asaja, ha cumplimentado todos los informes que la asociación de agricultores le ha recomendado entregar.

A pesar de todo, a día de hoy no ha recibido ayuda alguna «y dudo que la vaya a recibir», asevera. En total, tiene afectadas más de 60 hectáreas en las que ni siquiera puede entrar el tractor porque se hunde. «No sé si en febrero podré sembrar pipas, ahora mismo no se pueden ni pisar y el barro y el agua sigue acumulada en varias zonas», señala.

Aunque le resulta complicado calcular cuánto ha perdido al no sembrar esta temporada, recuerda que empleó más de 5.000 euros en el abono que echó días antes de que el agua lo destruyera todo.

Juan ahora recorre la zona y espera que la naturaleza siga su curso para comenzar a echar herbicida que, según explica, pagará él, para quitar las malas hierbas que han salido en este tiempo. Puestos a pedir, Juan asegura que lo mejor sería que limpiaran el canal cuanto antes para evitar sustos y quitar la acumulación de cañas y barro. «De lo demás, sin más remedio, nos encargaremos nosotros», asiente.




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