FUENTE: DIARIO EL AGUIJÓN
Como cabeza de lista del PP de Cártama, en varias elecciones que se ha postulado para alcaldesa, doña Leonor García Agua, jamás tocó poder por caminos claros, sino una sola vez y por atajos pocos elegantes.
Ganó una Moción de Censura al PSOE a mitad de legislatura, conchabada con el “ínclito, ” Manuel Miranda que, escindido del PSOE, se presentó con otras siglas de difícil, y nada grata, recordación, y, con otro “esnortao”, Juan Carlos Rodriguez, creador de un novísimo partido de larga y rimbombante nomenclatura. Como tercera pata de la lerda e ingurgitadora triada, ¡Doña Leonor!
Durante el tiempo que quedaba de legislatura fueron alcaldes una mitad del tiempo, el mentado Juan Carlos Rodríguez y, la otra mitad, la aún presidenta del PP cartameño (mejor sea el año), la referida Doña Leonor García Juli, quien, además, es hoy Diputada. Con esto último toma cuerpo lo que explica con gran elocuencia, Garrigues Walker, en un medio de tirada nacional: “...esta es una época en la que solo sobreviven con facilidad irritante los ignorantes profundos, cuya fuerza reside en ignorar lo mucho que ignoran y los sectarios y los fanáticos porque, cualquiera que sean las realidades y los hechos que contradicen su postura, se aferran, por más que arda, al clavo de sus intereses...”
Da en la diana el ilustre jurista que firma el aludido artículo. También en el entorno personal, con posible incidencia pública, doña Leonor ha mantenido y mantiene una postura incoherente, más o menos velada, en relación a una maquinación cainita mantenida ininterrumpidamente durante años, que ha provocado la ruina total, material y moral, de personas honradas e inocentes, así como gravísimas somatizaciones, y ello, por presunto e inmisericorde afán de lucro ilícito de los maquinadores, que son de su indirecto entorno familiar.
Pero no es de este momento tan vidrioso asunto. Tiempo habrá, porque demasiado es demasiado y, según nuestros estatutos, podemos de alguna manera, a instancia de los afectados, tomar cartas en asuntos como éstos que atañen a nuestros socios y vecinos. Una de las revoluciones pendientes del mundo actual, es la necesaria ejemplaridad de los gobernantes en todos los planos, tanto morales como éticos.
No es la primera vez que comentamos los resabios y pingos políticos de doña Leonor, como se puede comprobar (uno por hoy) en el artículo adjunto que, siendo ella alcaldesa, le dedicamos, por cierto no replicado, como muchos otros del mismo tenor.
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