POR IMPERATIVO LEGAL.-

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Por Juan Andrés vera.-

Esta es una fórmula que en los últimos días estamos escuchando en boca de numerosos cargos públicos en la toma de posesión de sus nuevos nombramientos.

 Reseña empleada desde hace tiempo por la izquierda abertzale para acatar a regañadientes el sistema establecido, y mitigar de alguna forma, la entrada por el aro.

 Hay que recordar a los responsables públicos que emplean este sintagma, que en el momento que deciden presentarse a unas elecciones están aceptando las reglas del juego. Unas reglas y un modelo reconocido por todos los españoles. Estas normas podrán gustar más o menos, pero son las que hay. Si nada mas tomar posesión de su cargo no las reconocen y sólo las aceptan por imperativo legal, mal empezamos.

 Curioso esto de aceptar el cargo por imperativo legal pero no renunciar a los privilegios que ese cargo conlleva, sueldo, despacho, vehículo y chófer….



 Por imperativo legal, los españolitos aceptamos la subida de impuestos, cumplimos las ordenanzas municipales, pagamos a Hacienda o respetamos las normas de tráfico, y no por ello vamos gritándolo a los cuatro vientos…¡por imperativo legal!… ¡por imperativo legal!, lo aceptamos y punto, que para eso están las leyes, y si no me gustan, existen los cauces para intentar cambiarlas o reclamar.

 Dejando atrás el procedimiento de Radamente, o el libro de Kant, “La metafísica de las costumbres”, no hace mucho, la palabra dada o un apretón de manos bastaba para cerrar un contrato o un compromiso, y si queríamos darle más fiabilidad, lo jurábamos. El juramento era el símbolo por el cual una persona se comprometía, por su honor, su honra, su respetabilidad ante la comunidad y su prestigio social.

 El juramento exige un compromiso moral, darle valor a un acto solemne, pero de moralidad andamos escasos en estos tiempos, y los políticos son sólo el fiel reflejo de la sociedad.

 Si esta fórmula prospera, tal vez dentro de poco, veamos como los médicos, los policías, abogados, sacerdotes o militares, juran sus cargos por imperativo legal.