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sábado, 19 de mayo de 2012

LA BANDA MUNICIPAL DE ALOZAINA Y LA FERIA DE CÁRTAMA EN LOS AÑOS 20.-

Dedicado a nuestro amigo Juan, de la Confitería San Miguel de Cártama, que nos ha llevado a esta historia...


FUENTE: Asociación Cultural Banda de Música de Alozaina




Francisco Aguilar González era uno de los últimos supervivientes que conocieron aquellas primeras bandas de música.

 Paco Roque, impedido en su sillón, tenía sus facultades mentales perfectamente, demostrando una gran memoria, por lo que no fue difícil hacerle recordar su vida y la historia de la música que él había oído y conocido.

 Nació en 1907, a los 7 años empezó a estudiar música con Pepito Roque y con su padre Francisco Aguilar, con 9 años ingresó en la Banda tocando el trombón de pistones.

Aprendió música con el método que tenía el “maestro Pepito Roque” y ensayaban en una casa de la calle mesón. Su primera salida a otro pueblo fue a Guaro, siendo director Diego Aguilar, era 1916. Estuvo en la Banda hasta 1943. su retirada se debió a que se hartó de tocar sin cobrar y de perder muchas veces “la peoná” para alimentar a su familia. Y también por la incomprensión con que eran tratados los músicos en Alozaina. En los treinta años que perteneció a la Banda, recuerda haber cobrado 25 pesetas en Alozaina en una feria de Santiago.

Una de las pocas veces que cobró algo y tras insistirle mucho al director para que le pagara o de lo contrario no tocaba. Los demás compañeros tomaron la misma actitud y consiguieron las 25 pesetas. La culpa no era del director, sino del alcalde que no quería pagarles. A la noche siguiente, el director fue a pedirle el dinero a la primera autoridad municipal, y la respuesta fue una frase para la posteridad: “que te paguen los que bailan…”.

Por el contrario, a cualquier pueblo donde iban eran recibidos a la entrada con grandes muestras de afecto, incluso por las primeras autoridades. Hombres, mujeres y niños, salían a las afueras del pueblo a recibirlos en medio de aplausos y vivas. En aquellos años a cada actuación se le denominaba “una tocata”. Paco Roque recuerda haber cobrado hasta mil pesetas por tocata, para toda la Banda. Además , los invitaban con una garrafa de vino, que la colocaban junto a ellos, y entre pieza y pieza, llenaban el jarro y bebían un “trinque”.

 Casi todos los músicos tenían novias en los pueblos a donde iban. Eran tratados como artistas. En aquellos años, en los que no había radio, ni televisión la música era esperada con deseo y cariño. Era tal su fama que aunque en Ronda y Coín había Bandas, contrataban a la de Alozaina en todos los pueblos de la comarca.

 Decía Paco Roque que los obispos de entonces viajaban por estos pueblos más que los de ahora. Cuando realizaban la visita pastoral, la Banda de Música los recibía a la entrada de cada pueblo y si en un día visitaba varios pueblos, la Banda se iba una hora antes para recibirlo en cada uno de ellos.

 En cierta ocasión caminaba el Sr. Obispo de vuelta hacia Pizarra, y el arriero le preguntó: “Señor Obispo, ¿por qué vuelve usted tantas veces la cabeza para atrás” A lo que contestó: “No sea que vaya a venir la música de Alozaina”. Cuando se trasladaban de un pueblo a otro llevaban los instrumentos en bestias, y a veces a las espaldas.

 En los años veinte fueron contratados para ir a Cártama, junto a la Banda de Música de Coín. Se festejaba la bajada de la Virgen de los Remedios desde la ermita del pueblo; con la condición de que la Banda que tocara mejor se quedaría con toda la feria. Cuando llegaron, venía ya la Virgen bajando acompañada por la banda de música de Coín. Ellos estaban temerosos porque llevaban algunos músicos novatos. Pero cuando oyeron tocar a la Banda de Coín, se dijeron: “El contrato es nuestro…”.



 Dejaron que llegara la Virgen a la iglesia y que tocara la Banda de Coín. Ellos se retiraron a la salida del pueblo y tocando un pasacalle, vinieron calle adelante hasta la puerta de la iglesia. Todas las gentes que salían de la iglesia se le agolparon a su alrededor aplaudiéndoles. La primera autoridad les felicitó y consiguieron el contrato.

 El Alozaina, como no cobraban, les gustaba irse de serenata y divertirse por su cuenta. Pero ni eso a veces les estaba permitido. En más de una ocasión un Teniente Alcalde que no les caía bien, les mandaba los municipales a perseguirlos para que no tocaran serenatas. Cualquier día era bueno para salir de serenata, pero sobre todo en Navidad, Carnaval y en las ferias.

 Desde Navarra recibían anualmente del maestro Fistero obras nuevas. Sólo pedían las partituras para los instrumentos que ellos tenían. El dinero se lo enviaban por giro postal. Entre las obras que tocaban citamos: chotis, pasodobles, marchas de procesión, mazurcas, valses… Recuerda Paco, que fueron contratados por el Ayuntamiento de Pizarra para recibir al rey Alfonso XIII con motivo de la inauguración del pantano del Chorro. Allí, en la estación del tren, tocaron ante el rey, la “Marcha de los Infantes” y el Himno Nacional. Era el año 1921.

Se hicieron trajes nuevos que fueron confeccionados por Frasquita Aguilar (hermana de Pepito Roque). Cada músico se compró la tela que fue pagándola a plazos. El “maestro” tenía tres rayas en la gorra y una sardineta en la bocamanga. Los músicos tenían dos rayas en la gorra.

El traje era de color verde y caqui. Algunos instrumentos eran propiedad del “maestro” y otros de cada músico. Francisco Aguilar González (Paco Roque), murió el día once de abril de 1989. Con él se nos iba también una de las grandes fuentes de información y un gran músico.

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