CORTIJO JURADO, LA LEYENDA.-

Por Juan Andrés Vera.-

Cortijo Jurado, años 60
 fotografía perteneciente a la
Asociación Cultural Torre del Prado

Todos los que hemos circulado por la autovía del Guadalhorce hemos podido observar la gran mansión, ahora en ruinas, del Cortijo Jurado. Algunos no se atreven a mirarla directamente, conocedores de las leyendas que sobre ella se cuentan, otros hemos mirado de reojo, con miedo por si desde nuestros vehículos veíamos algunas de las luces inexplicables que se han podido observar, algunas veces nos ha recorrido un escalofrío por la espalda, cuando el atardecer acentuaba sus sombras y nuestra imaginación avanzaba más rápido que nuestro coche.

Todo lo que envuelve a esta casa señorial, construida aproximadamente entre los años 1830 y 1840, por un arquitecto francés, y  perteneciente a la familia de Don Manuel Agustín Heredia Ramos, rico empresario de la época y muy amigo del Marqués de Larios, ambos éstos de la misma comarca riojana, está envuelto en tragedias, leyendas y misterio, que el tiempo, y los hechos inexplicables que en ella se han producido, sólo han hecho aumentar el acervo popular, avivado por reportajes televisivos a nivel nacional, estudios de entendidos en fenómenos paranormales y parapsicológicos y la de muchos curiosos que se han acercado al palacete en busca de respuestas o a practicar la ouija.

La leyenda se inicia con la muerte de Don Manuel, con los nuevos herederos de la casa comienzan a desaparecer chicas jóvenes y solteras de los alrededores, apareciendo a los pocos días asesinadas junto al rio Campanillas. Las miradas del pueblo se dirigen hacia los habitantes de la casa y empiezan los rumores y comentarios, incluido la de algunos trabajadores de la casona, testigos de ritos masónicos y de gritos en la noche.

Cortijo Jurado en la actualidad

En los archivos policiales quedó registrado, que entre 1890 y 1920, desaparecieron al menos 5 mujeres con edades comprendidas entre los 18 y 21 años, las cuales aparecieron asesinadas al cabo de los 3 días junto al río, aunque en el pueblo se hablaba de muchas más y de la intervención de la familia Heredia, pagando por los silencios.

Según  los testimonios de algunos trabajadores,  el cortijo se unía por un túnel subterráneo de 3 km. al cortijo de Colmenares, propiedad de la familia Larios y donde en la actualidad se ubica un campo de golf. Aunque los trabajadores tenían prohibida la entrada al túnel, algunos accedieron a él y contaron lo visto, salas circulares talladas en piedra, con dibujos de cabras y serpientes, nichos, huesos y aparatos que recordaban a métodos de tortura de otros tiempos. En 1932, Manuel Martín, un joven del lugar se adentra en los túneles y coincide en lo narrado. Ya había comenzado la leyenda del Cortijo Jurado.

En 1925, la familia Heredia entra en bancarrota y vende el cortijo a su amigo, el marqués de Larios, uniéndose la propiedad al cortijo de Colmenares. En los años 50, los Larios venden el cortijo quedando  en manos de un médico de Valladolid, el cual nunca lo habitó. En 1975, lo adquiere la familia Vega Jurado, que le da su nombre actual, hasta el año 2.000, que lo compra el Grupo Mirador para construir un hotel de lujo, obra paralizada en la actualidad por mandato judicial. Fue en los años 50 cuando sus  propietarios, conocedores de estos túneles, los cegaron, quedando enterrado parte del misterio de esta casa. Muchos han sido los que han intentado acceder a los túneles sin que nadie lo haya logrado hasta el momento.

Proyecto del Grupo Mirador

El hecho es que medias verdades, sucesos violentos e inexplicables y la imaginación popular, han hecho de este palacete, símbolo de la burguesía malagueña del siglo XIX, en uno de los emblemas de la entrada al Valle del Guadalhorce, y a pesar de su estado ruinoso y de sus más de 200 años, todavía se muestra orgulloso en una de las colinas de Campañillas.