Por Juan Andrés Vera.-
En 1971, el director Pedro Lazaga dirigió esta comedía, donde Alfredo Landa y José Sacristán, reflejaban la realidad de la sociedad española de la época, marcada por la emigración y las pocas expectativas laborales.
40 años después, la historia se repite y los nietos de esos emigrantes vuelven a repetir la frase de –Pepe, vente “pa” Alemania que aquí si hay trabajo.
Alemania vuelve a ser la locomotora económica de Europa, donde en el último año ha podido reducir en 179.000 el número de parados.
Ya son muchos los españolitos que se han visto obligados a coger las maletas y abandonar España para irse al país germano en busca de las habichuelas.
Aunque el fondo es el mismo, la falta de expectativas laborales en nuestro país, en poco se parecen los emigrantes de ahora a Alfredo Landa, persona sin estudios, venida del medio rural y con una gran maleta atada con una soga.
Ahora son jóvenes procedentes de grandes núcleos urbanos, altamente cualificados, arquitectos, ingenieros o informativos, que hablan varios idiomas y que han cogido sus ipad, ordenadores portátiles y títulos académicos para buscarse la vida fuera de España.
Triste es, que un país no pueda ofrecer un trabajo a este potencial humano y más triste que esta historia se repita 40 años después y no hayamos aprendido de nuestros errores.
Ojala nuestros nietos no tengan que pasar por el mal trago de emigrar de su país, abandonar su ciudad, su familia y sus amigos porque hayamos tropezado por tercera vez en la misma piedra.
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El problema de nuestro pais es que fomentamos lo banal, en España sólo se triunfa si eres Torero, Futbolista o sales en Gran Hermano (Mención aparte para los políticos y demás elementos de su clase social).
ResponderEliminarSi eres una persona culta, con aptitudes y un gran curriculum, a lo más que puedes optar es a que una empresa con renombre y penosas condiciones laborales te explote.
Triste es estudiar una carrera para no llegar a mil eurista, tener que quedarte en casa de tus padres porque no puedes comprarte una vivienda y no tener expectativas de independizarte o formar una familia. Triste aprender un oficio para que luego te exploten las empresas y se vean limitados los logros sociales conseguidos durantes años por los que nos precedieron.
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