EL DIARIO EL MUNDO ENTREVISTA AL CARTAMEÑO, CABALLERO LEGIONARIO, JESÚS MORALES.-

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Autor Mónica Bernabé
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Una canción de María Jiménez suena en el interior del RG-31, uno de los blindados militares con los que las tropas españolas se desplazan en Afganistán. "¡Menuda música llevas!", grita la sargento responsable del pelotón desde la parte trasera del vehículo mientras el blindado avanza lentamente por una de las carreteras de tierra de la provincia de Badghis. "La música amansa las fieras", contesta el soldado Morales sin despegar ojo de la pantalla de tiro. Jesús Morales, de 25 años, es uno de los tiradores de la Legión que se encuentra destinado en Afganistán.

Llegó hace poco más de dos meses y tendrá que estar cinco. "Cosas que ves en los videojuegos, ahora lo haces de verdad", comenta. En los RG-31 el tirador va en el interior del vehículo y controla la ametralladora y vigila los alrededores a través de una pantalla como si realmente se trata de un videojuego, tal y como afirma Morales. Sin embargo, la realidad no tiene nada que ver con la ficción. "Conozco muy bien mi responsabilidad", declara el militar. A bordo de los blindados Morales, originario de Estación de Cártama en Málaga, se alistó en las fuerzas aéreas a los 19 años. Después lo dejó, estuvo casi tres años "buscándose la vida" trabajando en la construcción, como camarero y otros oficios, y después se volvió a reenganchar al Ejército, debido en parte a la crisis económica pero sobre todo porque le gusta la vida militar. "Para dedicarte a esto, te tiene que gustar porque este trabajo no se paga ni con dinero, ni con medallas, ni con nada", asegura.



 En los RG-31 el tirador va dentro del vehículo pero en los Lince, otros de los blindados de las tropas españolas en Afganistán, va en el exterior con medio cuerpo afuera. Morales es consciente del peligro que corre y explica que es duro aguantar "el aire, el polvo y el frío". "En invierno las manos se te congelan, se te caen lagrimones por el viento y se te calientan los pies cuando llevas muchas horas de pie en el puesto del tirador aguantando firme la ametralladora", relata. '¿Cuántos talibán has matado?' Los Lince llevan ametralladoras de 12,70 x 99 que pesan unos 50 kilos, según Morales. "A eso hay que sumar el peso de la munición, los baches y las curvas del camino, y la fuerza de la inercia", añade. A pesar de todo esto, el legionario asegura que él prefiere ir en el puesto del tirador del Lince que en el del RG-31. "Es más natural, no hay tanta electrónica, y yo lo relaciono con montar en bicicleta, me da libertad", afirma. Sin duda, Morales es uno de los legionarios destinados en Afganistán que ve de forma más directa y más cerca la realidad. "¿Cuántos talibán has matado?", dice que le preguntan sus amigos en España cuando hablan con él por teléfono o por skype. "Antes de venir a Afganistán hice meses de instrucción pero, cuando llegas aquí, ves que la realidad es diferente y piensas 'ahora esto es de verdad'.

Los primeros días tienes presente el peligro, pero después ya lo olvidas. Me limito a hacer mi trabajo, de la misma manera que un obrero que está subido en un andamio y también se puede caer", explica el legionario. Conmovido por la realidad afgana Morales dice que se "empapó" de fotos e imágenes de Afganistán antes de llegar a la provincia de Badghis pero, a pesar de ello "los primeros días de estar aquí, te conmueve ver la realidad". El soldado dice que le ha sorprendido los niños en Afganistán porque "aunque son muy pobres, ves que les gusta jugar y corretean de un lado para otro". Morales explica que estar en Afganistán le está ayudando a ser "una persona más madura" y estar en la Legión, tener como prioridades el "compañerismo, el trabajo y la superación". "Unos valores que los jóvenes de hoy en día están perdiendo", opina. Con su trabajo en el puesto de tirador, espera poder proteger a sus compañeros aunque eso le suponga jugarse la vida.