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sábado, 11 de febrero de 2012

MEMORIAS DE MANUEL BARRIONUEVO, RECLUTADO EN EL CORTIJO DOÑA ANA DE CÁRTAMA.-

Manuel Barrionuevo a sus 94 años
ARTÍCULO EL CONFIDENCIAL
AUTOR Agustín Rivera
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Los milicianos aparecieron por el cortijo Doña Ana de Cártama contando maravillas del sistema político de Rusia. “¿Os queréis alistar en el bando de los ricos o en el de los pobres?”. Manuel Barrionuevo, un joven agricultor de 20 años, se apuntó al segundo grupo, al de los republicanos, por “los ideales de igualdad y solidaridad”. Apenas unos meses después, entre el 6 y el 8 de febrero de 1937, huyó de Málaga por la carretera de Almería. Entre 100.000 y 150.000 personas salieron a pie, con lo puesto, de la ciudad andaluza en dirección al Levante. Protagonizaron el mayor éxodo de la Guerra Civil mientras huían, en desbandá, de las tropas franquistas y alemanas que bombardeaban sin piedad.

Setenta y cinco años después, Barrionuevo vive en una residencia del barrio malagueño de El Palo, el inicio de esa ruta de la libertad hacia el Este que para muchos se convirtió en una encerrona criminal vía aérea que finiquitó sus vidas. El médico y fotógrafo canadiense Norman Bethune, que ayudó a las víctimas, la tildó como “la más grande y terrible evacuación de una ciudad en los tiempos actuales”. A sus 94 años, Manuel explica historias de la guerra, de su guerra, mientras descansa en un sillón de orejeras y juguetea con los flecos de una manta de colorines. Hoy está de buen humor. Se ríe, observa con atención el trajín del lugar y escucha con curiosidad.

Los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera lanzaban bombas desde la playa. “Íbamos en marcha y uno de los muchachos que iban delante, para protegerse, se metió entre dos rocas, con tan mala suerte que el pepinazo cayó dentro de las rocas. Y el muchacho murió”. Este malagueño que trabajó el campo y en la década de los sesenta se fue a Bilbao para ganarse la vida como albañil, presume de no haber matado jamás a nadie. En aquella maldita desbandá una vez sí estuvo a punto. Una avioneta de reconocimiento volaba muy bajo y, con el mosquetón, se atrevió a disparar al enemigo; desapareció y poco después volvieron más aviones que disparaban ráfagas. Se libró por poco.



Hambre y bombas

Manuel Barrionuevo siempre contaba a sus familiares historias de la guerra. La más dura: muchos días sin comer, alguna vez no le quedó más remedio que almorzar lagarto; la más humana: la de una niña que lloraba sin parar mientras su madre, callada, impertérrita, la tenía agarrada en brazos. El bebé seguía llorando. “¡Ay que ver esa madre, que no cuida a su criatura y nos va a volver locos con tanto jaleo!”. Se acercaron y vieron que la madre, con el bebé en brazos, estaba muerta. La cogieron y levaron en el camino hacia Almería sorteando bombas y disparos. No tenían para darle de comer, pero cuando pasaron por delante de una casa, había un pasero colgado, y de allí, cogieron las uvas, les quitaron el rabo, el pellejo y las pepitas y se las dieron a la criatura. Tras varios días, apareció una niña de 12 años que cuando vio a los hombres con la pequeña se agarró a ella con todas sus ganas mientras gritaba: “¡Es mi hermana!, ¡Es mi hermana!”.

Durante la marcha, con sus compañeros, dudaron de la ruta de huida. “¿A Murcia o a las montañas?”. Barrionuevo decidió irse hacia las Alpujarras, al pueblo de Cádiar. Estuvo alojado en la casa de una mujer viuda que tenía cuatro niños. Otros republicanos estaban escondidos allí y la señora les daba de comer. “De mayor quiso volver para saber qué había sido de ellos”, señala su nieta Antonia. En su huida, Manuel recaló en Guadix (Granada). En una residencia de monjas padeció tifus. Un médico les recetó una medicina para que los curasen. Pasaban los días y no mejoraba; no estaban aseados, y esto, junto al calor de las fiebres, le provocó una “miseria” -en palabras de este malagueño- en la cabeza (piojos). Un buen día, una monja más joven, que había ido en busca de agua, vio que alguien había tirado las medicinas al fondo del pozo.

“Se ha abierto el infierno”

Fernando Arcas, profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, considera la desbandá un preludio de las grandes persecuciones humanas y los genocidios que sacudieron el siglo XX. Encarnación Barranquero, también docente de la UMA, acaba de publicar en el número 35 de la revista Andalucía en la historia un estudio académico sobre “La huida” titulado 75 años en el infierno. “Se ha abierto el infierno. Lucifer y su legión están sobre nosotros”, ya escribía en febrero de 1937 la escritora Gamel Woolsey, esposa de Gerald Brenan, y autora de la obra Málaga en llamas, novela que Antonio Banderas planteó llevar al cine. El director de El camino de los ingleses desistió tras no poder averiguar quién poseía los derechos de la novela.

Hasta mitad de los ochenta poco se supo de este Guernica andaluz. Los franquistas querían olvidar el suceso y los republicanos se sentían heridos en su orgullo por haber abandonado Málaga a merced del bombardeo por tierra, mar y aire. Manuel Barrionuevo sí se muestra orgulloso y, aunque ha perdonado, no olvida su historia y expresa su opinión sobre los otros, “los fachas”: “Unos hijos de…”.

Dentro de un momento le darán la merienda a este superviviente que narra entre silencios su aventura de la guerra. Quizá oculte la parte más interesante. En noviembre cumplirá 95 años y, desde El Palo, muy cerca de donde empezó el éxodo, recordará el grito de la niña que recuperó a su hermana en medio de aquella matanza al borde del Mediterráneo.

4 comentarios:

  1. Simplemente espeluznante. Sin duda fue una época en la que le hombre consideró a una parte suya como un antígeno y quiso eliminarla a sangre y fuego. Cada uno de esos hombres que vivieron en ese momento fueron responsables de lo peor y lo mejor de la época que gracias a ellos podemos disfrutar de esta época de paz duradera aunque, como ya sabemos, no en todos lados existe la paz.

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  2. No puedo estar de acuerdo con el anterior comentario.En esa epoca como dices, existia un gobierno legalmente establecido que unos generales traidores a quien le habian jurado defender, dieron un golpe de estado,apoyados por gobiernos fascistas europeos y grupos fascistas Españoles y bendecidos por la Iglesia Catolica Apostolica Romana, provocaron una guerra civil y luego el mayor genocida de todos valiendose hasta de traiciones hacia sus propios correligionarios se erigio en Jefe de Estado cometiendo la mayor represalia conocida de las personas afines al bando vencido.

    salud

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  3. Querido anónimo, yo tampoco puedo estar del todo de acuerdo con su comentario, ya que es muy resumido.

    Entiendo que esta reflexión la hace usted por lo que ha leído, documentado, escuchado de sus padres o abuelos, ya que supongo, como es mi caso, no vivió en esa época. Por lo que en principio, tanto usted como yo, hablamos de “oidas”.

    Por debatirle un poco, cierto, que tras las elecciones del 12 de abril de 1931, se instauró la II República, pero las elecciones fueron ganadas por los monárquicos, aunque en las capitales de provincia ganó los republicanos, al final, este resultado, motivó el exilio de Alfonso XIII, el reinado más largo después de Felipe V, pero habría que analizar el motivo del resultado de estas elecciones y la instauración de la República.

    No fue un proceso electoral ni transparente, ni ejemplar. Este resultado se origina por las consecuencias de la gran depresión del 29 que también afectó a España, el empeoramiento de la clase obrera, el aumento del déficit público español, la corrupción de la cúpula del Estado, y la retirada de muchos de los que en su día apoyaron al Rey para después unirse al lado republicano, Conde de Romanones, José Sánchez Guerra, entre otros, por lo que a la oposición de la izquierda, habría que sumar la fractura interna de la derecha.

    Antes de todo esto, hay que sumar el pacto del Comité Revolucionario Nacional, y su decisión de sublevación militar en Jaca, el 12 de diciembre de 1.930. La República no llegó tras ganar unas elecciones, sino por la incapacidad de gobernar y la crisis interna de los monárquicos, donde los republicanos se vieron legitimados para gobernar.

    Esa libertad que proclamaba la República, reflejada en su constitución, quedó degradada por la Ley de Defensa de la República, que autorizaba detenciones, deportaciones, cierres de prensa y censura, o la conocida Ley de vagos y maleantes, un desprecio a la libertad y un atropello a los derechos humanos. El mismo Azaña en sus diarios, reconoce la poca inteligencia de los dirigentes republicanos. No fue un gobierno laico, sino anticristiano, quema de iglesias, violaciones a monjas, asesinato de clérigos, torturas, profanación de tumbas, más de 6.800 asesinatos. Los comunistas y los anarquistas fueron los que principalmente atacaron a la República. En noviembre de 1.933, en las primeras elecciones donde pudo votar las mujeres, el pueblo, harto de esta situación, votó al centro-derecha, (CEDA), la izquierda no aceptó esta victoria en las urnas.

    PSOE, PNV, PCE, o los nacionalistas catalanes, intentaron en varias ocasiones imponer sus ideales, la mayoría de las veces por la fuerzo o conspirando. En febrero del 36, tras unas nuevas elecciones, el Frente Popular se alza con la victoria, aunque nunca llegó a publicarse los resultados, arrebatando los escaños de la derecha. Le sucedieron asesinatos, incendios de iglesias, asalto a sedes y prensa derechistas, invasión de fincas, huelgas salvajes, y una gran subida del paro, culminando con el asesinato de Calvo Sotelo. El 17 de julio se sublevó una parte del Ejército. Comienza la guerra civil española.

    Un conflicto en que los únicos perdedores fuimos todos los españoles, y donde por desgracia, nadie ganó. Por si le sirve de algo, yo también tengo a un familiar enterrado en una fosa común. ¿Quién le mató?, sinceramente, a día de hoy, me importa bien poco. Durante más de un mes, dos de mis tíos, hermanos, se dispararon mutuamente, sin saberlo, simplemente porque la guerra les había sorprendido en pueblos distintos.

    Me quedo con la transición española tras la muerte de Franco, y con esa necesidad de perdonarnos los unos a los otros las barbaridades que hicimos con nuestros hermanos. Intentar dar clases de política, ética o moralidad, o remover ese sufrimiento, sentados cómodamente en nuestro sillón, me parece no haber aprendido nada de lo que ocurrió. ¿Culpables?, la ineficacia de los que tenían que gobernar y no lo hicieron, y los que quisieron gobernar por la fuerza.

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  4. Querido Juan Andres, no ha sido mi intencion realizar una disertacion historica ya que no creo que sea el sitio adecuado.
    Dicho esto entiendo tambien tu vision de la historia,yo sin embargo te lo diré como se dice en mi pueblo "en cartameño" que seguro que cuando estes mas tiempo por aqui escucharas esa expresion muchas veces, esto es claro, consiso y directo.
    En esa epoca había un gobierno LEGALMENTE establecido, y unos cuantos generales que habian jurado por su HONOR defenderla, la traicionaron y se revelaron en su contra, asi que juzga tu mismo el HONOR de estos militares,
    tambien es cierto que el que fué jefe de estado no estaba destinado a serlo pero algunas maquinaciones y algun accidente afortunado lo auparon al liderazgo y tuvo el "HONOR" de ser el GENOCIDA mas grande de la historia reciente de nuestro pais.
    Es mi deseo que ese familiar que tienes en una fosa comun, esté en un sitio digno y si dependiera de mi recibirias toda la ayuda necesaria para que asi fuera, a mi si me importa donde esten enterrados mis antepasados.
    Se debe perdonar por supuesto, tambien se debe de permitir que las personas puedan enterrarse en un lugar digno ya que los de un bando descansan en los cementerios, por qué los del otro deben seguir en las cunetas y fosas comunes?

    salud

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