ARTÍCULO DE OPINIÓN
CÁRTAMA, CAMPO DE BATALLA.-
Por Juan Andrés Vera.-
Desde que en las pasadas elecciones municipales, Cártama se quedara como una isla rodeada de un mar azul, lleno de gaviotas y donde no fue posible arriar la bandera roja, se esta utilizando este emplazamiento como ariete y campo de batalla a nivel provincial, autonómico e incluso nacional contra los seguidores del ave palmípeda.
Por este emplazamiento está desfilando lo más granado de sus partidarios. Su alcaide, cuyo puesto en plaza no lo consiguió por méritos propios, ya que su pueblo eligió a otro, cosas de palacio dirían algunos, ha ascendido recientemente dentro de la ejecutiva, ahora ocupa la secretaria de ciudades, y no es difícil verlo entre trovadores que van narrando sus propias hazañas y las desdichas de sus enemigos.
Da la sensación que se olvidan, que no hace mucho, fueron los amos del mundo. Los gobernadores supremos, y que de sus decisiones, decretos y dictámenes, se rigen muchas de las cosas que estamos viviendo ahora. Olvidan además, que en algunas taifas sigue ondeando su misma bandera.
Parece ser, que desde las almenas de la fortaleza de esta isla, no se escucha el clamor del pueblo, cansado ya de luchas entre unos y otros, y que últimamente son los que están sufriendo el desgobierno y el pillaje de algunos de sus gobernantes.
Unión y aunar esfuerzos, es lo que se pide, terminar con las luchas, los símbolos, las banderas y los intereses partidistas y no despreciar manos tendidas. Cansado estamos de ver siempre lo mismo y de no tener administradores a la altura de las circunstancias. Porque no olvidéis una cosa, sólo sois gestores, por la gracia y obra de la democracia que rige el pueblo al cual os debéis. Un pueblo que ahora padece muchas deficiencias y necesidades.
Tener cuidado de a quién ponéis en la picota, el pueblo esta usando la misma vara de medir.
Una sociedad que casi por sistema promueve para que le gobierne y administre los bienes públicos, a gentes con chorlas indigentes y pintorescos caletres faltos de cultivo humanista, como los que por doquier vemos encaramados en todos los puestos de responsabilidad de la política y la administración (la corrupción es norma de actuación en todo el arco partitocrático, con más relieve, sin cabe, en PP) estamos ante una sociedad extraña y preocupante que, evidentemente, camina hacia su propia ruina, como irremisiblemente ocurre en España.
ResponderEliminarUn pequeña objeción, JUan Andrés:Llamas democracia a este sistema que padecemos --dialéctica del embuste, robos a gogó, roto el Estado de Derecho,enseñanza ideologizada con la indiferencia de los padres, anestesiados por la sociedad del consumo, medios de comunicación pagados por los partidos chupócteros, sindicatos ejercidos como negocio de unos cuantos, separatistas coactivos, etc.etc.-- y, simplemente por votar a la chusma cada cuatro años en listas cerradas impuestas subrepticiamente desde arriba, ya de ningún modo se puede llamar a esto DEMOCRACIA. Es el mayor de los engaños y el más severo insulto a la inteligencia más roma.
Cuando se declinan ideales y la política se toma como mero negocio y cucaña de enriquecimiento, el grupo que se mueve por estos señuelos, labora en pro de la ruina de su pueblo, que es lo que está pasando, y está apostando por el retorno de la dictadura del signo que sea; España, no puede seguir así, la historia da fe de ello.
ASOCIACION ERMITA LOS REMEDIOS.