FUENTE. DIARIO SUR
La Asociación Provincial de Regantes de Málaga (Aprema) ha denunciado el mal estado general en el que se encuentran las infraestructuras de riego del Valle del Guadalhorce, que califican de obsoletas debido a la falta de inversión y de mantenimiento de las administraciones, según indicó el secretario de este colectivo, Juan Antonio Aguilar. Entre las quejas de Aprema, que agrupa a unos diez mil agricultores en el entorno de la zona regable del Guadalhorce desde Álora hasta Campanillas, figuran la falta de arreglo de estas infraestructuras cuando se rompen, la utilización de tuberías hechas con materiales prohibidos como el fibrocemento o el hecho de que haya canales que sigan pasando por zonas urbanas.
Aguilar ha lamentado por ejemplo que en el último riego de invierno que autorizó la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía se derrochara la mayor parte del agua liberada desde el conjunto de embalses del Guadalhorce. «En invierno solo necesitamos un 80 por ciento del agua que se tira, porque de las 10.000 hectáreas que hay solo se siembran unas 2.000. Pero como el sistema no está preparado se gasta mucho más», explica el representante de Aprema, quien añade que, por contra, muchos regantes han invertido dinero de su propio bolsillo para instalar en sus parcelas un sistema de riego por goteo, que ahorra un 80 por ciento.
La asociación recuerda que los propietarios de tierras en la zona regable del Guadalhorce pagan unos 200 euros por hectárea al año, pero que, sin embargo, no reciben un servicio adecuado ni hay inversiones por parte de la administración. «Y si no pagas te embargan», reseña Aguilar.
Paco Mora, miembro de la comunidad de regantes de Costilla Locotta, señala otro problema histórico de este colectivo: la alta salinidad del agua que llega desde los pantanos. «El problema es que solo dejan salir el agua cuando quieren y luego, si viene con mucha sal, no se puede regar porque es malo para las plantas», afirma este agricultor. Juan Antonio Aguilar informa de que hay comunidades que han renovado las tuberías que les afectan gracias a los aportaciones de los propios comuneros, y sin ayudas de ningún tipo por parte de la Junta.
Otra de las grandes quejas de Aprema es que los regantes tengan que seguir pagando una cantidad anual por el asfalto de caminos de paso que antes eran de uso casi exclusivo para los agricultores, pero que ahora son utilizados por todos los conductores e, incluso, por vehículos pesados de servicios públicos, con lo que el deterioro es mayor.
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