ARTICULO PUBLICADO EN EL AGUIJÓN
AUTOR AVV ERMITA LOS REMEDIOS
No alcanzamos a precisar qué corporación municipal regía los tristes destinos de Cártama, cuando por razones rutinarias, no por curiosidad histórica (que de eso por este cotarro ná de ná), se llevaron a cabo unas prospecciones arqueológicas a base de catas junto al Camino de la Ermita, siendo aflorados varios aljibes de la época agarena, o quizás de datas más antiguas.
Una de ellas se abrió en una pequeña explanada existente a la altura del último canapé dando por resultado el hallazgo del aljibe que aparece en la foto, con dos entradas de agua, cuyas canaletas de emboques en la alberca aparecen señalados con sendas flechas. Una de dichas conducciones, habida cuenta de los atanores de barro que desde décadas venían apareciendo en la realenga de la sierra de las Viñas, provenían de la célebre fuente de Miranda, cuyas aguas antiguamente se tenían por estomacales y medicinales. La otra sugerida conducción es más que probable proviniera de una cota bien alta en tierras de Trascastillo.
Entre los materiales del ancestral aterramiento de este aljibe, aparecieron infinidad de muestras arqueológicas, muy valiosas e indicativas de civilizaciones muy lejanas, incluida la protohistoria, que nadie viene a saber a dónde fueron a parar y qué sala o museo avalora, a costa de Cártama, como viene ocurriendo siempre.
Después, en vez de acotar con barandas de seguridad tan preciado testimonio histórico para acrecentar nuestro patrimonio con notas adheridas a las barandas, y más estando cabe el camino de la Ermita de la Virgen de Los Remedios que transita al año ciento de miles de visitantes, fue nuevamente enterrado con irresponsabilidad historicida, igual que hicieron estos cafres, y “cafras”, con el resto de aljibes aparecidos en la misma ocasión junto al camino de subida al santuario mariano.
Ya sabido con seguridad, durante la nefasta gestión como alcaldesa, y como cuanta gestión tocó con sus manos Leonor García-Agua Juli, fue derribada con nocturnidad, alevosía e irresponsabilidad histórica paradigmática, la emblemática Ermita de Casapalma, que databa de la toma de Cártama por los Reyes Católicos en 1.485. Pero dejamos este vidrioso asunto para otro momento que, D.M, lo habrá, como otros entuertos que se quieren embozar ante la opinión pública, bajo el viscoso humo de la calumnia y la especie lesiva, implícita o encubierta.
Existen por acá excesivas interrogantes susceptibles de respuestas.
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