Por Juan Andrés Vera.-
Quién no tiene un pariente, abuelo o incluso padres, que tuvieron que abandonar su pueblo huyendo del hambre y las miserias del campo para encontrar las oportunidades que le ofrecía la gran ciudad.
Después de dos generaciones viviendo entre bloques de pisos y asfalto, los hijos y nietos de estos emigrantes rurales nos hemos dado cuenta que el pueblo y el medio rural también nos ofrece oportunidades. Muchos la han encontrado en el precio de las viviendas, en la calidad de vida, en las relaciones personales y vecinales o en la búsqueda de lo auténtico. A ello ha contribuido la mejora en las vías de comunicación, mejores servicios, el uso de Internet y últimamente, la crisis, que esta obligando a muchos de estos emigrantes a regresar a sus hogares, a sus raíces, al cobijo de padres, ya mayores y de su familia.
El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ha publicado el libro “Ruralidad emergente, posibilidades y retos”, escrito por Benjamín García Sanz, catedrático de sociología rural, en el libro se expone que el mundo rural esta de moda, ya no se identifica con la idea de “paleto” y se ha pasado a un concepto positivo.
Muchos nos hemos marchado a vivir a las zonas metropolitanas de Málaga buscando esas oportunidades, aunque nuestras relaciones laborales nos mantengan unidos a la gran ciudad y diariamente tengamos que volver a ella. Una vez finalizada nuestra jornada, regresamos en busca de la paz y la tranquilidad que nos ofrece nuestro pueblo.
Otros jóvenes se están beneficiando de este regreso al pueblo, creando sus propias empresas, está de moda el sector servicios, a la sombra de la demanda de los nuevos vecinos, las empresas de turismo activo, aprovechando los recursos del entorno, los servicios sociales, e incluso algunos, se atreven a cultivar las huertas y fincas abandonadas por sus padres, empleando maquinarias y las nuevas tecnologías.
El mundo rural y los pueblos están cambiando, y a remolque de estos cambios esta la administración, la mayoría de las veces incapaz de dar servicios a estos nuevos vecinos.
A diferencia de los que se fueron hace años, los que regresan vienen mejor preparados profesional y culturalmente, vienen con la experiencia de haber vivido en otro lugar, con ideas y proyectos, con la lección bien aprendida de los errores que se han cometido en los lugares donde han residido y no queriendo renunciar a los servicios e infraestructuras que dejaron atrás.
El mundo rural esta de moda, mi pueblo esta de moda, y de nosotros depende que esta moda no sea efímera, de dar a nuestros nuevos vecinos la calidad de vida que buscan, los servicios que necesitan, de demostrarles que la opción que han elegido es la mejor, que mi pueblo es el mejor, donde se puede vivir, criar a sus hijos o instalar sus empresas, y que si hacemos las cosas bien, no tendrán que abandonarlo por la falta de oportunidades, no cometer los mismos errores en urbanismo o infraestructuras de las que vienen huyendo, y sobre todo, demostrar que somos auténticos, que tenemos historia, unas raíces que se ahondan en lo más profundo del tiempo, que tenemos nuestra propia gastronomía, nuestras fiestas y folklore, una identidad que hay que defender y promocionar para que cada vez más personas vean las oportunidades que tiene regresar al pueblo.
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