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lunes, 5 de noviembre de 2012

APOYANDO A LUZ ROCÍO ARNAIZ.-

FUENTE. OPINION DE MÁLAGA

La madre ha comenzado una campaña para recoger tapones con los que conseguir fondos para tratamientos

ROCÍO CAÑADA Luz Rocío Arnaiz Bornet tiene tres años y no deja de sonreír. Derrocha energía, mientras su familia está en todo momento pendiente de que nada le falte. Su historia tiene una particularidad, la pequeña nació prematura con muchas complicaciones, entre ellas, unas cuantas paradas cardiorrespiratorias , que le causaron una hemorragia cerebral de grado IV, lo que derivó en una hidrocefalia. Le colocaron una válvula en su cabeza pero eso no solucionó la parálisis cerebral severa.

Este año, Luz Rocío ha empezado el colegio, como todos los niños de su edad. «Después de mucho luchar, mi hija fue admitida en el colegio Santa Rosalía de Lima, en el que recibe clases especiales y los monitores la enseñan, por ejemplo, a comer y a expresarse», cuenta su madre Cinthia, una joven luchadora, mientras el padre de Luz Rocío, Jesús, juega con la pequeña. Alrededor, los hermanos de Lucecita –como la llama su abuela–, Uriel de siete años, y Ariadna de seis años, no dejan de llamar su atención.

«Llevamos ocho años en Málaga, mi marido tenía una empresa de limpieza; pero con la crisis, y antes de endeudarnos, porque cada vez perdíamos más clientes, decidimos cerrar», explica Cinthia, quien precisa, que en esos momentos «podíamos darle tratamientos para mejorar su calidad de vida», pero ahora, «es imposible».

El pasado 1 de agosto llegaron a Cártama, donde residen en una casa con una decena de escaleras, porque aunque buscaron una casa sin escaleras «no podíamos pagar las que veíamos», y ahora, «aún la podemos bajar en los brazos», se sonríe la madre.

Luz Rocío no puede hablar, caminar y apenas moverse, y es que desde antes de su nacimiento, el embarazo de Cinthia no fue bien. «Tuve numerosos ingresos en el hospital, tenía un embarazo de alto riesgo. Tuve una amenaza de aborto y después de parto, desde los primeros meses tuve dolores y contracciones, y a los cinco meses me puse de parto», narra Cinthia, que alumbró a Luz Rocío el 4 de octubre de 2009, con 31 semanas de vida, según su madre.

Según cuenta, estuvo en torno a hora y media esperando en urgencias a ser atendida, después la ingresaron y tras 15 minutos monitorizada, «me hicieron una cesárea de urgencia». La pequeña Luz Rocío tuvo sufrimiento fetal y nació con unas 50 pulsaciones por minuto. Con todo ello, ingresaron a la pequeña en la Unidad de Cuidados Intensivos y a la madre en planta.

Tras nacer, estuvo unos dos meses en la UCI y durante un año prácticamente vivían en el centro hospitalario, con idas y venidas por complicaciones de salud. Uno de sus ingresos fue a causa de una hipopsia, la noche del 24 de diciembre; «dejó de respirar, pero conseguimos reanimarla y corrimos hasta el hospital. Allí la ingresaron por bronquiolitis», explica Cinthia quien añade que a su pequeña, al ser prematura, debían haberle puesto una vacuna para evitar este problema.

No fue hasta el año de vida de Luz Rocío cuando tuvo confirmación de la parálisis cerebral. «Fue una médica del programa de atención a domicilio quien me lo confirmó, el mismo día del alta, el 30 de septiembre de 2010», afirma Cinthia, quien asevera que en todo momento, «los médicos me decían que eran problemas de haber nacido prematura».

Ahora, su madre ha comenzado una campaña de recogida de tapones de plástico para recaudar fondos. Para mejorar la calidad de vida de Luz Rocío, necesitaría unos tratamientos además de material ortopédico, como una silla de baño y otra para el coche. También pueden contactar a través de un grupo de Facebook.

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