FUENTE. OPINIÓN DE MÁLAGA.-
AUTORA: ROCÍO CAÑADA
Los vecinos de la barriada de Doña Ana, en Cártama, viven todo el invierno con sus casas protegidas por diques, ante el temor de la crecida del río Guadalhorce a su paso por la zona. Desde hace años, sufren las inundaciones porque el cauce cada vez cuenta con menos profundidad, y piden una solución para que no tener que dormir con un ojo abierto cuando llueve
La barriada de Doña Ana en Cártama es una asignatura pendiente para las administraciones. Allí los vecinos se echan a temblar cada vez que llueve con cierta intensidad, porque con la crecida de río Guadalhorce sus casas se llenan de agua, y muchos quedan aislados.
De hecho, ante «la falta de soluciones nos hemos tenido que proteger nosotros solos», cuenta Josefa Miguel, una vecina, mientras muestra el dique que se han fabricado con una tabla y espuma para evitar que el agua y el fango entre en su casa.
Desde hace unos años, los vecinos de Doña Ana pasan prácticamente todo el invierno con sus casas protegidas por estos diques, ya que el agua alcanza más de 50 centímetros cada vez que crece el río.
«El río, ya desde Álora, no lleva profundidad, por lo que cuando llega aquí entra en las casas», cuenta Josefa, quien narra como la zona baja de Doña Ana es conocida por Cortijo Larios, ya que las viviendas de la barriada eran a principios de siglo, casas de los trabajadores de las tierras de la familia Larios.
«Llevo toda la vida aquí y nunca han venido a preguntar de la Junta de Andalucía qué problema tenemos», señala María Remedios Cantos, quien cuenta como desde pequeña cuando el río Guadalhorce subía «nos íbamos a Málaga con mis tías», y durante tantos años, «nunca he visto limpiar el río», que se encuentra a unos 300 metros de la barriada.
Para esta vecina, «las ayudas son pan para hoy y hambre para mañana», porque «además de que llevamos toda la vida con este problema y los damnificados no nos llegas las ayudas, si solucionaran la limpieza del río, no tendrían que gastar tantos millones en arreglos y ayudas», precisa.
Lo mismo opina Josefa García, una vecina de 82 años, que aún no había terminado de limpiar el fango de su patio de las inundaciones del pasado 28 de septiembre, cuando el 9 de noviembre volvió a llenarse otra vez de lodo. «No puedo limpiar sola, necesito ayuda para quitar todo el lodo de mi casa», señala Josefa quien quiso solicitar al Ayuntamiento de Cártama, que algún operario de los Servicios Operativos acuda a su vivienda para ayudarla «un poco».
Pero, ante todo, las quejas de los vecinos están en la falta de soluciones a su problema. El alcalde, Jorge Gallardo, aseguró estar de acuerdo con los vecinos en la necesidad de dragar el río y hacer la caja del cauce del Guadalhorce más profunda, y poner escolleras si fuera necesario. Pero las normas medioambientales impiden que las riberas de los ríos sean modificadas, según señaló el regidor, quien precisó que en numerosas ocasiones se les ha planteado a la Junta de Andalucía el problema, y que hasta ahora se están realizando estudios para encontrar la solución.
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