********
ARTÍCULO OPINIÓN DE MÁLAGA
AUTORA MARINA FERNÁNDEZ
Inma tiene 23 años, y su mayor deseo es comer pollo asado. No desea comer marisco ni tomar jamón de bellota, ella solo quiere pollo con patatas. Pero no puede. Hace una semana que fue desahuciada de su casa y ahora vive en un piso del que asuntos sociales le ha pagado el alquiler de tres meses, pero no sabe cómo pagará los 325 euros después de esa ayuda inicial. Tiene dos niños de 5 y dos años y medio y sueña con llenar la nevera.
La familia de Inma es una de las 360 que cada semana recogen víveres en la Asociación padre Huelin. Le dan una caja con pasta, legumbres, arroz, leche, aceite y tomate para echar la semana. Pese a que su situación es dramática, se siente optimista. «No puedo echarme abajo por los niños. Ellos comen bien porque van al comedor del colegio», cuenta mientras prepara arroz con tomate y atún donado por los miles de malagueños que colaboraron en la Gran Recogida. «La solidaridad no está pagada. Cuando uno pasa por esto, siente que tiene que ayudar más, por eso colaboro en la asociación». Va a administrar el kilo de arroz para que le dé de sí para varias comidas. La asociación que la ayuda tiene cientos de dramas diarios y gracias a la colaboración ciudadana ya ha recibido 5.000 kilos de Bancosol, aunque aún recibirá unos 15.000 más. José María y Alejandro acuden al Polígono de Trévenez cada jueves por la mañana para recoger la comida que después, Paco y el resto de voluntarios, meten en packs para darla a sus usuarios, que la reciben por la tarde de 16 a 20 horas.
Cuando Ángel compró un kilo de arroz el 30 de noviembre, sabía que iba a ayudar a alguien, pero nunca pensó que su aportación a la Gran Recogida acabaría en manos de una familia con nueve miembros, el más pequeño de ellos con sólo un mes de edad. Se fue satisfecho del supermercado, pero si viera a quienes más lo necesitan disfrutar del plato de comida, se llenaría de alegría.
El arroz que donó no solo va a parar a familias que lo cocinan en sus casas, también se envía a asociaciones con comedores benéficos que colaboran con Bancosol, como Amfremar, situada en el barrio de El Palo.
Allí, cada día unas cuarenta personas acuden a comer los platos que preparan las cocineras de la asociación, que le ponen como ingredientes esmero y cariño. Un puré de verduras, un plato de arroz con tomates y unos jureles con un vaso de agua fresca y dos chirimoyas componen un menú variado y equilibrado con el que los usuarios se quedan satisfechos.
Encarna, una señora mayor, va cada día allí a comer desde hace años. Le encanta la comida que prepara Maida, y está muy agradecida. Igual le pasa a Miguel Ángel, que ha vivido en la calle mucho tiempo y ahora busca un futuro mejor. «Hay mucha gente nueva, además de los que ha habido siempre», asegura. Además, 18 familias con niños acuden cada día con fiambreras para que las voluntarias de Amfremar se las llenen y puedan hacer una vida lo más normal posible. «Tengo un bebé de dos meses y tengo que comer bien para darle el pecho, hace un mes se me acabaron las ayudas. Menos mal que la gente es solidaria».
250 toneladas de esperanza. Las expectativas de los organizadores de la Gran Recogida, que tuvo el 30 de noviembre y el 1 de diciembre en 230 supermercados de la provincia, se superaron con creces. Miles de malagueños se volcaron con el llamamiento de Bancosol para que las 55.000 personas que comen a diario gracias a la organización puedan tener un plato de comida hasta el próximo mes de mayo. El objetivo inicial era alcanzar los 150.000 kilos, pero se han alcanzado los 250.000. «Estamos muy satisfechos», ha dicho el presidente de la entidad, Javier Peña, aún incrédulo por la cifra.
Bancosol calcula que esta ONG ha podido recaudar en Málaga más de 250.000 kilos de comida. Se trata de un primer análisis, al computar los contenedores y los kilos que puede incluir cada uno de ellos.
Según Peña, con esta campaña, Bancosol pretendía dar respuesta a las urgencias alimentarias de las familias más necesitadas de la provincia. 1.500 familias en total.
Estas personas son atendidas a través de 230 entidades benéficas, que son las encargadas de repartir estos alimentos, siguiendo un proceso de identificación y de seguimiento de cada caso, para que no haya duplicidades, y en función de las necesidades de las familias solicitantes de esta ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡¡¡ATENCIÓN¡¡¡
Los comentarios serán moderados. No se publicará ningún comentario que insulte, calumnie o injurie y que no tenga relación con el artículo.