Es una de las mayores rarezas que esconde Andalucía. Está en el interior de la provincia de Málaga, pero desde sus cumbres se divisa el Mediterráneo. En las faldas de sus montañas crece el pinsapo. En la Sierra de las Nieves posee una de sus últimas moradas.
A un tiro de piedra de Ronda, próximo a Marbella y San Pedro de Alcántara, la Sierra de las Nieves posee senderos únicos donde apreciar el valor botánico de este rincón sureño. Uno de estos senderos sube hasta el pico Torrecilla –el más alto de Málaga- enaltecido por uno de los pinsapares más valiosos de Europa. La pista se adentra hasta el corazón más montaraz del parque natural de la Sierra de las Nieves, un espacio protegido que presume de poseer, junto al cercano parque de Grazalema, elmayor bosque de pinsapos de la península ibérica.
Este abeto milenario, abuelo del tiempo y la prehistoria, adorna las laderas umbrías de la cordillera. Sus perennes ramas sombrean hasta los mil seiscientos metros. Por encima de esta cota el pinsapo deja de existir y deja las cimas a poblaciones de matorral almohadillado, flores raras y plantas rastreras que reciben el original nombre de cojines de monja.
Cerros y caminos
La pista forestal, demasiado transitada los fines de semana por turistas que pernoctan en la Costa del Sol, bordea los cerros medios de la sierra hasta terminar a los pies de una vaguada, a uno de cuyos lados se alza el cortijo de los Quejigales. Este paraje acoge el refugio Félix Rodríguez de la Fuente, un área recreativa y una zona de acampada controlada por las autoridades del parque. Además, el cortijo de los Quejigales ha sido rehabilitado como un sugerente y bien acondicionado centro de turismo de rural.
Lo que rodea los Quejigales es un cíngulo de cerros medios tapizados por pinos. Por las faldas de la vaguada discurre el cauce alto del arroyo de las Carboneras. Los campos que rodean el arroyo están embarrados por los veneros que caen hasta el lecho del precoz riachuelo.
Repecho y pinares
La senda está bien trazada. Al llegar a un repecho los pinares desaparecen y el sendero se encrespa hasta serpentear por un roquedal. Los primeros pinsapos aparecen. El camino trepa hasta la cañada del Cuerno, y el bosque de abetos milenarios empieza a ser más tupido y abrupto a cada paso. A cada metro de subida el visitante advierte que es mayor la oscuridad. Las copas de los pinsapos y la densidad de su ramaje convierten la vereda en un lugar de sombras y penumbras. Por debajo del bosque no crecen arbustos y plantas algunas. Sólo los claros de la cañada permiten una mayor diversidad botánica.
La subida por la cañada del Cuerno es dura, especialmente su último kilómetro. Alcanzados los mil seiscientos metros de altura el pinsapo desaparece y la claridad del día vuelve a adueñarse de los alrededores. El cojín de monja, como popularmente se conoce al matorral rastrero y almohadillado que prolifera por estos lugares, tapiza los últimos metros del camino antes de coronar el puerto de los Pilones.
Cañada del Cuerno
Abajo quedan la cañada del Cuerno, el pinsapar y los cerros de pinar que bordean el perímetro del parque natural. A lo lejos se divisa Ronda y los pueblos de su serranía, y hacia el sur el pico Torrecilla, la cumbre más alta de la provincia de Málaga.
Para llegar hasta él es necesario remontar un centenar de metros por la carretera del puerto hasta tomar a la derecha un camino que circunvala la altiplanicie. Amenazados quejigos adornan la travesía. El suelo está tapizado por yerbas y plantas de originales nombres: pampajaritos, espinos rastreros y nomeolvides enanos brotan entre las grietas de la piedra caliza. En ocasiones se divisan manadas de cabras monteses que actúan como controladoras del terreno al mordisquear los renuevos y brotes jóvenes que germinan a estas alturas.
El Quejigal de Tolox
El camino atraviesa el llamado quejigal de Tolox, una auténtica reliquia natural de la Sierra de las Nieves. En la base del pico Torrecilla hay una fuente de agua limpia y cristalina. Tejos y enebros salen al encuentro del caminante. De aquí parte la vereda que conducirá a la cumbre más alta de la provincia de Málaga.
Desde sus 1919 metros de altura las vistas son indescriptibles. Un puñado de cumbres rocosos cincelan los cuatro puntos cardinales. Hacia el sur, entre montaña y montaña, se divisa el mar Mediterráneo. En ocasiones se advierte hasta el Peñón de Gibraltar. Hay mañanas en que una suave brisa acaricia estas alturas. Es una brisa salada y marinera que anuncia la cercanía de la costa y la mar.
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