La táctica es la del aburrimiento o la desesperación, el no se preocupe, hacemos todo lo posible, el silencio, o el vuelva usted mañana. Últimamente ha surgido otra, lo sentimos pero no hay dinero para eso.
Ante este panorama, ¿Quién quiere colaborar en una asociación?
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Las asociaciones de vecinos dieron voz durante años a la realidad social de cada barrio. Desde urbanismo hasta sanidad, las distintas agrupaciones de Málaga fueron en su momento altavoces para las necesidad de sus vecinos y mecanismos de alarma para las situaciones de desamparo o abandono.
Ahora, la situación es muy distinta y estas organizaciones pierden su carácter reivindicativo para convertirse en agrupaciones meramente asociativas que intentan ocupar con actividades lúdicas el tiempo libre de sus cada vez más ancianos miembros.
La falta de participación de los jóvenes no es el único problema al que se enfrentan las asociaciones de vecinos malagueñas. La falta de relevo generacional viene propiciada en muchas ocasiones por el desánimo que genera, como muchos dicen, «la total ausencia de apoyo institucional». Las juntas piden y actúan, pero sin la procedente respuesta de los gobiernos locales, autonómicos o nacionales, el ánimo se apaga y los vecinos desisten en su esfuerzo por seguir intentando mejorar las condiciones de sus barrios.
Solidaridad es una entidad social sin ánimo de lucro que engloba a más de 90 asociaciones malagueñas. Su presidente, Francisco Santos, asegura que la línea de trabajo de esta organización sigue siendo exactamente la misma que hace años, el problema radica en el respaldo del gobierno municipal, al que achaca el «estancamiento» que sufren las asociaciones.
«La inversión que realiza el Ayuntamiento en los barrios es nula» afirma Santos, «no es que hayamos perdido nuestro papel reivindicativo, es que simplemente no obtenemos respuesta nunca».
Solidaridad organiza talleres para jóvenes y mayores, así como todo tipo de actividades para promover la cohesión entre los vecinos y su participación en las juntas. Pero todo esto no sirve de nada si, como dice Santos, «no atienden nuestras peticiones», lo que al final se traduce en la «desmoralización y el abandono».
Esta situación es muy similar a la que relatan otras asociaciones de la capital, que han visto como desde hace más de una década hasta ahora, las comisiones de trabajo que se organizaban periódicamente en cada distrito, han perdido su significado original. «La gente se aburre esperando una respuesta, lucha durante años pero si no ve algo de luz, se decepciona y termina por abandonar su participación», explica el presidente de Solidaridad.
A diferencia de otras opiniones, Francisco Santos se enorgullece de poder decir que las facciones más jóvenes de Solidaridad siguen estando muy presentes en la federación. Según Santos, el departamento de Juventud funciona «bien» a nivel federativo, aunque reconoce que no ha habido nuevos inscritos en los últimos meses, sólo jóvenes que siguen manteniendo su presencia en el centro.
Por su parte, el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Málaga, Ramón Carlos Morales, cree que los gobiernos deben darle una mayor participación a los vecinos. «No se trata sólo de demandar determinadas cosas, sino más bien de crear una política más aperturista con los ciudadanos que», a fin de cuentas», representan «la mayoría» de una ciudad.
El Palo
Santiago González, presidente de la Asociación de Vecinos de uno de los barrios malagueños con más solera, El Palo, echa en falta sobre todo una buena cantera de vecinos dispuestos a tomar las riendas de la asociación.
«El relevo generacional se está convirtiendo en un auténtico problema para nosotros», y ve que esta situación viene propiciada fundamentalmente por dos razones: la falta de convocatoria y la nueva mentalidad de la gente joven, que a veces se mueve más por «objetivos puntuales que por movimientos a largo plazo», según González. Ante esta pérdida del rol reivindicativo de las asociaciones vecinales, el presidente también reconoce que muchas de las necesidades que se pedían años atrás ahora están cubiertas y de ahí que el carácter asociativo haya terminado por imponerse.
Santiago González va mucho más allá al tratar de encontrar los motivos que inducen a la desmotivación de los vecinos y de alguna manera ve lógico el sentimiento generalizado de individualidad. «No existe el concepto del trabajo social o el trabajo cooperativo en la actualidad», explica el presidente de la AA.VV. de El Palo, lo que se convierte en una falta de «entusiasmo» por mantener las reuniones vecinales.
Huelin
Francisco Moya lleva más de doce años al frente de la Asociación Torrijos de Huelin y en este tiempo ha visto cómo descendía de forma alarmante la participación vecinal. «De llegar a las 60 personas presentes en las juntas por distritos, hemos pasado a no ser nunca más de 14», explica el presidente de la agrupación vecinal malagueña.
«Hay que salir a la calle, reclamar al gobierno local lo que necesitan sus barrios y hacer un llamamiento a los jóvenes para recuperar su presencia». Para Moya, la juventud «no se implica en los problemas del barrio», por lo que duda del «futuro» de las asociaciones de vecinos.
Trinidad
«Llevamos tantos años de reclamaciones abiertas con la Junta de Andalucía, que es normal que la gente pierda la confianza», explica el presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de la Trinidad.
Juan Romero está «cansado» de esta situación y lleva mucho tiempo planteándose la idea de dejar el cargo. Pero dice que por otro lado no ve que la gente joven del barrio esté «interesada» en convertirse en el relevo generacional. Esta zona es una de las más afectadas por el abandono y tanto Juan Romero como el resto de vecinos no paran de denunciar la dejadez de muchos de éstos descampados ni la falta de atención a las viviendas sociales.
«El Ayuntamiento se está convirtiendo en un organismo para recibir denuncias, nada más», reclama el presidente. «Las juntas de distritos se pierden porque los temas no se agilizan, están ahí pero no se pone solución a nada».
Campanillas
«Nosotros seguimos firmes en nuestras reivindicaciones, otra cosa es que nos hagan caso omiso desde el Ayuntamiento», asegura la presidenta de la Asociación de Vecinos de Campanillas, Carmen Fernández, uno de los distritos que «más participación» tuvieron en otras épocas.
Para esta asociación también se está convirtiendo en un problema la falta de «aire fresco» en las comisiones. «De momento tenemos a tres jóvenes aguantando, pero es normal que se vayan porque se cansan de no llegar a ninguna conclusión, de no obtener ningún tipo de contestación de los políticos, eso cansa mucho».
La presidenta lleva casi veinte años luchando por muchos de los proyectos aún inacabados en esta zona de Málaga. Uno de los menos costosos y que más se han dilatado en el tiempo es la colocación de una marquesina en las proximidades al cementerio de Campanillas o la creación de un parque infantil en el barrio.
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