LA HISTORIA DEL PEÑONCILLO
Hace algún tiempo, el presidente de nuestra asociación de vecinos, conocedor de la rica historia de este pueblo y del lugar donde esta ubicada la urbanización Atalaya de Cártama, pidió al actual cronista oficial de la Villa de Cártama, Fernando Bravo Conejo, le explicase un poco más sobre este lugar llamado "El Peñoncillo".
La mayoría de los que residimos en esta urbanización no somos oriundos de Cártama, por lo que desconocemos el lugar que ha ocupado Cártama en la historia. Uno de los puntos que recoge los estatutos de nuestra asociación vecinal es fomentar la cultura, la historia y las raíces de nuestro pueblo.
Desde los inicios de nuestra asociación, estamos intentando llevar esa historia a nuestros vecinos. Hemos publicado numerosos artículos de personajes ilustres, la historia, la cultura, la gastronomía, no sólo de Cártama, sino del Valle del Guadalhorce, e incluso de quienes fueron las personas que dieron nombre a las calles de nuestra urbanización.
Para defender a un pueblo, primero hay que sentirse orgulloso de él y una de esas formas es conociendo su historia.
Hoy, Fernando Bravo Conejo nos ha enviado una parte de esta historia de Cártama, la que gira alrededor del Peñoncillo. Desde aquí nuestro agradecimiento público a ese gran trabajo y nuestro ánimo, para que continúe en ese camino y podamos sentirnos orgullosos del lugar donde vivimos.
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EL PEÑONCILLO y su recorrido en el tiempo.
Fernando Bravo. – 2012.
Este es el caso de un lugar situado al levante de la villa, y que nuestros mayores siempre han conocido como “El Peñoncillo”; denominación no escogida al azar, ya que se trata de un promontorio pétreo, desprendido de la sierra Llana, la que a su vez se une a la de los Espartales, para dar forma a la sierra de Cártama. La figura aterrazada que toma el montículo lo hace ideal para ser habitado, ofrece protección de las crecidas del río, y es fácil de defender. Si a esto unimos el dominio de la vega y la cercanía de manantiales, lo convierte, en un lugar idóneo para habitar.
Básicamente esta es la razón por la que desde la época prehistórica se encuentran restos humanos en el entorno. La piedra caliza que le da forma, concede ciertas oquedades, gracias a la erosión kárstica mil milenaria; en las que se han encontrado restos de haber estado habitadas de forma permanente, como cerámicas fabricados a torno lento y acumulación de conchas marinas, con indicios de haber sido consumidas.(1)
Pasado este periodo queda el lugar despoblado hasta la dominación romana, ya que los antecesores de estos, los iberos, pertenecientes a la etnia Turdetana, y famosos por su carácter belicoso, necesitaban vivir en comunidades que les garantizase la protección.
Con la paz romana importantes familias repoblaron la comarca; y se construyó muy cerca una imponente villa, orientada a la explotación agrícola. El estudio de los materiales recogidos sobre el terreno nos hace intuir que fue propiedad de una noble familia malagueña ligada al gobierno de la ciudad; la que lo obtuvo gracias a que el patriarca fue un soldado de Roma, que la recibió en premio a sus servicios al Imperio al ser licenciado. Recurso muy usado por el imperio para garantizarse la fidelidad de las colonias.
Lo cierto es que la finca incluía una gran extensión de terreno, con el edificio principal o “villae” en una suave colina, desde la que se domina el curso del río y el quebrado de dos acequias (desagüe de la acequia del “corullo” y toma de la acequia de “las monjas”), que datan al menos de época musulmana, y no podemos descartar que también usasen los romanos.
En el entorno residencial hemos podido distinguir sobre el terreno diversos elementos de aquella época. Una alberca, usada hasta principios del siglo XX; parte de unas termas, y de una almazara; además de una necrópolis en la que distinguen la zona de esclavos y la de señores. Esta construcción se complementaría con otras cercanas, aprovechando el trazado de la vía romana que corría por esta margen del río.
Restos constructivos de esta tipología han aparecido también en lugares tan cercanos como: el cortijo de Barceló, el entorno del actual “Tintero Campero”, y entre este y la fuente de Almotaje, lugar conocido como “hoyo de la plata”, donde tuve noticias de la aparición de algunas monedas romanas, y desplazado al lugar pude comprobar la existencia de una solería de hogar en ladrillo rojo cuadrado.
La alberca “de Balbuena” ha sido datada en esta época por estudiosos de la categoría del Sr. Gozálvez Cravioto; obtenía el agua desde Arroyo Hondo, en cuyo recorrió podemos encontrar otra de similares características y tipología, incluso en mejor estado que esta, junto al citado cortijo de Barceló.
Pero además de este y las fuentecillas de invierno, existió otro recurso hídrico que aún perdura. Se trata de la caudalosa fuente de Motaje, cuyo nombre nos remonta a la época musulmana, aunque muy cerca, y en cotas superiores, han sido encontrados restos de aljibes de época romana.
Hasta hace pocos años podía contemplarse la centenaria fuente original; pero la delineación de la actual autovía Málaga-Campillo, hizo necesario su soterramiento, por lo que hubo de ser trasladada hasta su emplazamiento actual, donde mana dentro de un habitáculo de construcción moderna.
La época musulmana fue mucho más austera, al menos en nuestra comarca, sin embargo también nos ha dejado esta cultura pruebas de su paso por la zona que tratamos. La más notable de ellas es el yacimiento de Arroyo Hondo.
En el altiplano que se encuentra a la salida de la sierra a la llanura de este arroyo, se localiza un yacimiento con una estructura de vivienda, cuya planta es perceptible incluso desde el Google Earth. Se trata de una construcción rectangular, en la que se distinguen aún le puerta de entrada y el arranque de los contrafuertes de los muros al borde del desnivel del terreno. Además, en el entorno se han encontrado tallas en la roca y restos cerámicos y metálicos que permiten establecer una cronología.
imagen de google eart de 2.006 |
Tras la conquista castellana del territorio, la porción de este terreno que no estaba ya plantada de viñedos, fue dedicada a majuelos ó viñas jóvenes; y en la producción vinícola permanecido hasta la dramática llegada de la filoxera.
Desde 1618 aproximadamente, buena parte del partido del Peñoncillo, junto a otras porciones de tierra repartidas por la Dehesa Baja de Cártama; estaba integrado dentro del vínculo fundado por D. Andrés de Rueda Rico, Arcediano de Castro, relacionado con Cártama gracias a su parentela con los Fernández de Córdoba, Condes de Casapalma.
Por herencia pasó a don Martín Cortes y Chacón, Caballero Maestrante de la Real Maestranza de Caballería de Granada, miembro de la Junta de Observación y Defensa de la ciudad de Córdoba y Alcalde Constitucional de Lucena, de donde era natural. Al fallecimiento de este señor, ocurrido hacia 1844, su viuda delego un poder notarial a uno de sus hijos, para que pasase a Cártama y procediese a vender todas las propiedades que aquí tenían, lo que se efectuó entre 1846 y 1848.
Ya por estos años don Cristóbal Alarcón y Parras, era un rico terrateniente y empresario dedicado a la industria vinícola, vecino de Cártama. Los hijos de este continuaron ampliando el capital familiar, aunque poco a poco fueron siguiendo cada uno su propio camino, hasta que finalmente quedó establecido como hacendado Fermín Alarcón Lujan, que compartía la propiedad con su hermano José. Juntos formaban la combinación perfecta para obtener cuantiosos beneficios de sus fincas en Cártama. Iniciativa empresarial, contactos políticos y con las más importantes familias de Málaga a través de la masonería.
Fermín se volcó totalmente con la explotación agrícola, unió todas las fincas en una sola, y adquirió otras, dando origen de esta forma a la que decidió llamar “Hacienda de Los Remedios”, que se extendió desde el molino de Carvajal, frente al pueblo de Cártama y junto al Guadalhorce, hasta la actual barriada de Santa Amalia, en término de Alhaurin de la Torre. Entre estas adquisiciones se encontraba la anterior que en 1846 comprara Fernando Maldonado, en el entorno del Peñoncillo, que pasó a manos de don Fermín Alarcón en 1887.
Esta enorme extensión de terreno se hallaba únicamente cortada e interrumpida por la Hacienda de Motaje, que no pudieron hacer suya. Dicha Hacienda se formó entre 1845 y 1862 por la adquisición que fue haciendo el comerciante malagueño Manuel Gabriel del Valle, de cinco fincas a vecinos de Cártama, en total diecinueve fanegas de tierra, comprendidas entre los pedregales de la sierra y el río Guadalhorce, en la que se incluía la propia fuente. Ya unidas las fincas y convertidas en una, fue la propiedad adquirida el 31 de enero de 1867, por el célebre Ministro don José Carvajal y Hué; casado con la cartameña doña Concepción de Viana Cárdenas y Milla, muy comprometido con nuestro pueblo ya que también administraba otras fincas aquí, propiedad de su suegra.
Fallecido don Fermín Alarcón Lujan el 4 de septiembre de 1898, sus hijos procedieron a la partición de los bienes paternos el 15 del mismo mes y año. Y por esta partición el Peñoncillo quedó divido en dos mitades.
La mitad oriental (441), compuesta de 29 fanegas de tierra que se extendía desde el río Guadalhorce a la antigua carretera de Málaga; recayó en don José Alarcón Manescau, Médico de cuarenta y un años de edad, residente en la ciudad de Málaga. La cual encontramos en 1944 en propiedad de sus hijos y herederos.
Y la mitad occidental (444), compuesta de 36 fanegas de tierra que igualmente se extendían desde el ría Guadalhorce a la antigua carrereara de Málaga, en las que se incluía la noria de Carrión y el actual cortijo de San José, que posteriormente vendió a don Luis Barceló, y pasó a llevar su nombre; recayó en su hermano don Fermín Alarcón Manescau, comerciante de treinta y siete años también residente en Málaga. El cual la enajenó á Manuel berlanga Anaya.
La Hacienda de los Remedios, al otro lado del camino de Málaga que hacía de divisoria, recayó en don Luis Alarcón Manescau, ingeniero de treinta y seis años, residente en Sevilla. El desequilibrio entre las porciones de terreno fue compensado con heredades en otros lugares.
plano catastral de Cártama del año 1900 aprox. |
Estas y otras circunstancias, como los efectos de la catastrófica filoxera, hicieron que las viñas se cambiasen por olivos, y la casa Lagar con sus paseros empedrados que existió en la parte más alta del Peñoncillo, quedase su uso reducido a simple almacén agrícola, hasta que cayó en estado ruinoso.
En este estado quedó hasta que fue adquirida la finca por la promotora-constructora, que se encargó de urbanizarla.
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(1) Ya teníamos indicios de la importancia de este yacimiento, pero la confirmación llegó con la construcción de la actual urbanización. Con los movimientos de tierra fueron apareciendo resto que sorprende que nadie identificara.
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