PAPI CÓMPRAME UN PERRITO.-

Que día tan maravilloso la primera vez que entró en la casa nuestro cachorrito, tan pequeñito, redondito, con su torpeza al andar, si parecía de juguete y daban ganas de comérselo y achucharlo. Hasta yo, me he sentido tentado alguna vez que otra en tener uno, y mira que las casas de nuestra urbanización dan pie a ello, pero al final, me ha podido más la responsabilidad de su cuidado, el tener que levantarme por las mañanas para sacarlo, el que moleste a mis vecinos con sus ladridos, el recoger sus cacas, la limpieza, gastos de veterinario..... en fin, que os voy a contar a los que tenéis perros y menos a los que tienen dos o tres.

En nuestra urbanización, los bebés aumentan directamente proporcional a número de perros, o viceversa, el hecho es que en los últimos meses, vemos como muchos de nuestros vecinos han ampliado su familia con un can.

Aunque se ha solucionado el asunto de las cacas en las aceras y ya no vamos pisando la mierda del mejor amigo de mi vecino, distinto ocurre con sus paseos y salidas. Pienso que sus dueños tienen que sentir una sensación de felicidad, cuando ven a sus podencos correr libremente por los jardines y el césped de la urbanización, si es que se les ve en la cara. Cara distinta a la mía, cuando veo correr hacia mí su tierna mascota, con la boca abierta enseñando sus dientes y envistiendo como un Miura o echándote las patas. -" No te preocupes, si está jugando", dice mi vecino. -"Joder con el jueguecito, si con mis dos metros y más de cien kilos, casi me tira al suelo", pienso. Y no le digo nada a mi vecino, vaya a ser que encima se enfade, total, si el perrito estaba jugando, le acaricio, al perro, claro, y le digo: -"Ala, a divertirse", pensando que esta vez me he librado de un mordisco.

Llegas a casa "enfurruñao", pensando, "¿Pero no hay una normativa municipal que regula el paseo de los perros? ¿ Y no constan en los estatutos de la comunidad donde y como hay que sacar a los perritos por nuestras calles?"

Después no nos extrañemos, cuando la Policía Local nos llame a la puerta y nos presente la denuncia de un vecino, harto de pisar cacas de perro, de que se meen en su puerta, de tener que coger a su hijo en brazos porque un perrito viene hacia ellos "jugando" y de que se pasen por el forro las normativas municipales y los estatutos de la comunidad.

La próxima vez que tu hijo de diga papi, cómprame un perrito, o te sientas tentado a tener uno, piensa en la responsabilidad que ello conlleva y los problemas que puede originar, tanto para ti como para tus vecinos, y si después decides tener un animal de compañía, por lo menos respeta las normas.

Juan Andrés Vera.-