En la sociedad en que vivimos, todo grupo, colectivo, asociación o persona, tiene su lugar y hay un lugar para todos.
Cada uno ocupa su espacio, y tiene su función aunque sean contrapuestas. Sería muy difícil entender el cielo si no existiera el infierno, arriba, si no existiera abajo y la derecha si no hubiera una izquierda.
Al ser humano, le vienen sus instintos más primitivos cuando se siente amenazado, unos corren para evadir el peligro, otros se esconden y algunos otros se enfrentan a él.
Hay personas, algunas de ellas influyentes en colectivos y en grupos, donde su voz y su opinión es escuchada, que se sienten amenazadas cuando un grupo o asociación irrumpe en el espectro social en el que viven y se relacionan.
A esa amenaza, mal interpretada en mi opinión, reaccionan enfrentándose a ella. Ahora hemos limado nuestros instintos y somos más sutiles, vertemos toda clase de calumnias, rumores y comentarios mal intencionados para desprestigiar a los recién llegados. No logro entender la reacción de estas personas, a no ser que tengan miedo a perder su estatus o su posición social o simplemente, miedo a lo desconocido y a no poder controlarlo.
Todos tenemos cabida, si uno no tiene nada que ocultar, es una persona integra, cabal, trabajadora y honrada, no tendría nada que temer, es más, se debería de alegrar porque en nuestra sociedad cada vez existieran más grupos, colectivos, asociaciones o foros que la enriquezcan.
Juan Andrés Vera.-
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